La pandemia arrasó como un tsunami y nos puso a prueba, con nuestra salud mental y con nuestros sistemas. La tan manida transformación digital dejó de ser un concepto moderno y toda la Administración Pública ha tenido que responder para dar solución al ciudadano en tiempo record.
Siempre aprovechándose de las circunstancias, el incremento de ataques o hackeos ha sido exponencial con incluso ceses temporales de servicio en servicios públicos que ponen en evidencia la fragilidad de los sistemas. Las medidas de seguridad deben tener un equilibrio entre robustez y flexibilidad con la usabilidad del usuario.
Los ciudadanos sufrimos las consecuencias de las circunstancias que nos rodean. En general, somos emocionales y a la hora de respetar y confiar en nuestras compañías proveedoras, el trabajo que desempeñen con respecto al ciudadano y su entorno por hacernos la vida más fácil, más segura, por despertarnos sentimientos positivos o tiernos etc, nos hará tener una mejor percepción de ellas. Estar en el «top of heart» (preferencia emocional que se tiene sobre una empresa) es imprescindible para tener una relación AAPP/ciudadano robusta y de confianza.
¿No creéis que la Administración Pública debería estar siempre en el «top of heart» del ciudadano?
Interviene:
